Todo está en el inconsciente, el problema es que el 85% de lo grabado es negativo. Si logras grabar lo que deseas, el mayor porcentaje de tu trabajo estará listo. Luego sólo tendrás que ejecutar acciones concretas para lograrlo. Es decir, si el inconsciente acepta la nueva idea, el tema está muy avanzado. En metafísica se explica así: Cuando el ser humano llega a conocer su propio poder y el proceso de su mente, tendrá el deseo de encontrar el mejor medio (el más fácil y rápido) que le permita impresionar a su subconsciente con una idea positiva, ya que sólo un conocimiento intelectual de la vida no da resultado.
Por qué entregar tu carga es la mejor forma de lograr lo que deseas:
Antes se trataba de hacer esto a través de afirmaciones, pero es un proceso lentísimo y realmente no muy efectivo. También hay otras técnicas como visualizar, PNL, etc. Para mí, lo mejor es entrar al inconsciente a través de un canal seguro de la más alta vibración e instalar (grabar) una orden de manera definitiva. A eso me dedico en las sesiones. Un metafísico muy antiguo explicaba lo siguiente con referencia a este tema: “Lo que da peso dentro de la naturaleza, sea esto lo que fuere, es la ley de gravitación. Si pudiéramos transportar una gran masa rocosa a una altura suficiente, más allá del planeta, ésta habría dejado de tener peso.” Esto era precisamente lo que Jesucristo entendía cuando decía “Mi yugo es suave y mi carga es ligera”. Había sobrepasado la vibración del mundo y se movía en la cuarta dimensión, donde todo es perfección, realización, vida y alegría. Él dijo: “venid a mi vosotros que padecéis y yo os daré reposo. Tomad mi yugo, pues mi yugo es suave y mi carga es ligera”. Entonces, si no tienes la capacidad de grabar nuevas realidades de forma efectiva en tu subconsciente, una gran forma de avanzar ligeros es entregar la carga y, esto, es literal. Entrega tu carga todos los días.
Cómo y cuando:
Es casi imposible llegar a dirigir al subconsciente por la consciencia, es decir, por el razonamiento, pues la razón (el intelecto) se ve muy limitada por sus concepciones y está repleta de dudas y miedos. Mi recomendación es que entregues tus cargas luego de meditar. Puedes meditar (en silencio, ojos cerrados, espalda recta, sin ruidos, concentrándote en tu respiración–aire que entra y sale–dejando pasar los pensamientos y volviendo a la respiración) y al terminar invocar a La Fuente (Dios, Jesús, Espíritu Santo, Universo) y entregar la carga. Le entregas todo lo que te pesa, todo lo que no avanza, todo lo que no fluye, en lo que requieres ayuda y pides directrices muy claras y precisas, directrices contundentes, que te lleguen de la mejor manera.
Ejemplos:
“Espíritu Santo, te invoco. Por el poder de mi libre albedrio te pido tomes mi carga. Te entrego todas mis decisiones sobre mi trabajo, mis clientes, mis acciones, mi prosperidad, hacia donde dirigirme, como avanzar. Te pido me entregues directrices claras y precisas que las puedan ver y entender perfectamente para ejecutarlas. Gratitud total”. “Espíritu Santo te invoco. Te entrego mi situación familiar. Te pido me ayudes a que esto se resuelva de la mejor manera para mi y para todos los demás. Te pido directrices claras y precisas de cómo actuar con respecto a esto. Gratitud. Cuando entregues tu carga, hazlo sobre el tema que más te pesa, o los dos o tres que quieras mejorar y trabajar. Los entregas y pides ayuda de manera clara. Luego de eso es indispensable que actúes en función de las guías que te llegarán.
De tercera a cuarta dimensión:
Las dudas y los miedos envenenan el espíritu y el cuerpo. La imaginación se desencadena y se provoca de ese modo el desastre y la enfermedad. Al entregar la carga aparece el sentimiento de alivio que tarde o temprano sirve para producir la manifestación del bien, que es la salud, la paz, la felicidad, la prosperidad y el amor. Entonces, las cosas empiezan a pasar, los datos llegan, las personas aparecen, las ideas vienen, la fuerza para ejecutar está, la ilusión vuelve a estar presente en tu vida y así, vibras muy cerca de la cuarta dimensión.
Namasté.